Crimen y Castigo, de Fiódor Dostoyevski
“¡Oh
en casos semejantes (de extrema pobreza o necesidad) violentamos hasta nuestro
sentimiento moral; comerciamos con nuestra libertad, con nuestra vida, con
nuestra conciencia, con todo, con todo! ¡Perezca nuestra vida, con tal que sean
felices las personas a quiénes amamos! Y más aún aceptamos la sutil enseñanza
de los jesuitas, transigimos con nuestros escrúpulos, llegamos a persuadirnos
de que es necesario obrar como obramos, de que la excelencia del fin justifica
nuestra conducta.”
“No,
yo no tengo más que una vida; yo no quiero esperar la 'felicidad universal'. Quiero vivir para mí mismo; de otra manera es
preferible no existir”.
“Quisiera
que mis conclusiones fueran tan claras, tan indiscutibles como dos y dos son
cuatro”.
“Y como usted no
mira ni hacia delante ni a los lados, pues no ve nada”.
"Mentir
con gracia, de un modo personal, es casi mejor que decir la verdad al estilo
ajeno".
“¿Sabes que los
techos bajos y las habitaciones pequeñas oprimen el alma y la mente?”